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#13 Concursos públicos, enredo y bucle
¡Bienvenido al número 13 de la newsletter de Errea! Una vez al mes compartimos procesos de trabajo, ideas y aprendizajes.
¿No hay otra manera de organizar una licitación pública? ¿No hay una fórmula más razonable para decidir si trabajan o no contigo? La situación se repite cada cierto tiempo: sale a licitación un proyecto interesante; piden una documentación exageradamente absurda y compleja (en la última, nos pidieron hasta el detalle de nuestras cuentas), casi siempre con el tiempo encima; preguntan cuánto estás dispuesto a rebajar el presupuesto de partida (que ellos mismos han presupuestado); exigen una propuesta técnica con sus creatividades… y hasta la próxima. En otras comunidades autónomas sabemos que es distinto, en Navarra es así. No importa de qué administración pública se trate.
¿No hay otra manera de organizar una licitación pública? ¿No hay una fórmula más razonable para decidir si trabajan o no contigo? ¿Son las asociaciones víctimas de la situación o colaboradoras del enredo? ¿Podemos hacer algo? ¿Cómo hacer mejor lo público desde los concursos?
Estas son nuestras pesadillas cuando se anuncia un concurso.
1. Papeleo y documentación: ¡si todavía ni he ganado!
Al periodista y político mejicano Carlos Castillo Peraza se le atribuye la ocurrente definición de burocracia como “el arte de convertir lo fácil en difícil por medio de lo inútil”. En las licitaciones públicas de Navarra se requiere siempre una documentación desmedida y recurrente. Y los documentos que aportas para una te los vuelven a pedir en la siguiente. Por ejemplo:
Declaración de ausencia de conflicto de intereses.
Garantía para el cumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato.
Seguros varios.
Cuenta detallada de resultados, incluyendo préstamos, deudas...
Acreditación de estar al día con Hacienda.
Copia de escrituras, DNIs...
Titulación universitaria, formación reglada recibida, formación dada...
Certificados expedidos por clientes en los que se debe detallar la facturación de esos trabajos.
En el último concurso al que nos hemos presentado, entre otros perfiles técnicos requerían un graduado en Turismo… ¡para desarrollar un manual de identidad visual! En una comunidad en la que no se ofrece el grado de Turismo (ni de forma privada ni pública) resulta complicado cumplir ese requisito. Da qué pensar. Un sinsentido. Desarrollar una forma de presentarse a licitaciones sin morir en el papeleo tendría que ser objetivo de una Administración cuya obligación debe ser ponérnoslas cosas fáciles a los ciudadanos.
2. ¿Más criterios económicos o más criterios técnicos? ¿Qué es más objetivo?
A la hora de decidir una licitación, la Administración establece a priori parámetros y puntuaciones. Criterios económicos, criterios técnicos, criterios sociales... En la mayoría de concursos públicos en Navarra el peso de lo económico suele ser similar al de lo creativo. Eso nos parece bien. No nos parecería bien que uno de los dos criterios pesara mucho más. Es imprescindible velar tanto por el buen uso del dinero público como por la calidad de las propuestas que después se constituirán en campañas o publicaciones. Eso no significa que deba calificarse mejor a quien vaya más barato. Nacho Padilla, que ha sido director creativo del Ayuntamiento de Madrid (2016 al 2019) y hasta este año del de Barcelona (2020 al 2023) reclamaba en una columna de la revista Gràffica que vender diseño no es lo mismo que vender tornillos. Y defendía que el presupuesto no podía ser la máxima en una licitación:
"Esto [desconfiar de valoraciones subjetivas] puede llevar a la creencia errónea de que un logotipo que cuesta 10 es mejor que uno que cuesta 12. Cuando se añaden automatización o falta de conocimiento sobre el producto en cuestión, un mal logotipo que vale 10 puede considerarse mejor que un buen logotipo que vale 12".
Pero tampoco una licitación puede estar basada sólo en lo creativo porque el margen de subjetividad aquí es enorme y no siempre quien decide tiene el criterio suficiente. A falta de otras fórmulas que, a raíz del paso de Padilla por Madrid, se están consolidando (acuerdos marcos, aunque de esto también habría mucho que hablar), lo bueno es el equilibrio.

3. ¿Quién decide qué está bien y qué está mal? (Spoiler: el funcionario)
El diseño es como el fútbol: todo el mundo sabe, todo el mundo opina. En el fondo, es un error nuestro. Desde cómo explicamos los proyectos, a cómo hacemos pedagogía de lo que hacemos. Lo visual no es una ciencia exacta, pero con experiencia, conocimiento y algo de intuición se puede concluir que una propuesta es mejor que otra. La cuestión es que quien toma la decisión es normalmente un grupo de funcionarios de perfiles muy dispares (concejales, servicio de compras, directores de servicio, técnicos en salud o educación...). Los departamentos de Comunicación suelen pintar poco, o no lo que debieran. Al igual que sería absurdo hacer un comité con diseñadores, cocineros, abogados y políticos para decidir qué bufete puede representar bien una causa, ¿por qué no resulta extraño hacer lo mismo en el ámbito de la creatividad? Lo recomendable sería que profesionales independientes del sector (de otras comunidades, locales pero que no se presenten a esa licitación o incluso equipos internos de especialistas) pudiesen asesorar a técnicos y políticos sobre qué está bien y qué está mal. ¡Y que su criterio tuviera voz y voto!
4. Hazme un trabajo y luego veo a quién pago.
En el mundo creativo es común desarrollar ideas, conceptos e imágenes, y trasladarlos a una propuesta concreta. El nivel de finalización varía, pero en general a las licitaciones públicas se presentan propuestas bastante finalizadas. El problema no es desarrollar una propuesta para un proyecto concreto sino que se trate más bien de un proceso especulativo y, normalmente, sin contraprestación económica. ¿No es suficiente con un portafolio para valorar si una agencia o un estudio cualesquiera están capacitados para desarrollar correctamente un encargo? ¿No se puede delimitar de alguna forma el trabajo creativo para poner valor a una propuesta? ¿Es realista pensar en un sector unido para hacer frente a estas contra estas prácticas? ¿De verdad no hay otra manera de concursar?
No hay un modelo perfecto, pero sí hay otros modelos que se pueden explorar, todos con sus ventajas y desventajas. Destacamos dos que hemos tenido delante estos últimos meses.
Llamada a proyecto. Se centra en evaluar los portafolios de los candidatos. La selección puede llevarse a cabo en una única etapa, en la que se elige directamente a un equipo o a un diseñador basándose en las presentaciones enviadas, y se firma un contrato para el encargo. Alternativamente, se puede optar también por un proceso de dos fases: de inicio, se seleccionan de 3 a 5 finalistas; después de una entrevista personal, el cliente elige al equipo que llevará a cabo el encargo. En estos casos, la Administración suele contar con el asesoramiento de asociaciones de diseño o profesionales de la creatividad que garantizan que el comité de selección tenga un criterio profesional.
Concurso cerrado. Otras veces, por necesidad legal al superarse un determinado monto establecido por ley, se requiere una licitación. Pero no se trata de un concurso abierto sino que se llama a unos pocos estudios determinados (entre 3 y 5) para que desarrollen una creatividad con base en el briefing, con menor o mayor grado de finalización. De entre estas propuestas, la Administración elige una, y paga al resto el trabajo realizado de propuestas.

Las licitaciones públicas no representan una porción grande de la tarta de ingresos de nuestro estudio. Pero la visibilidad y el impacto en la ciudadanía son mucho mayores en lo público.
Creemos que el diseño puede ser una herramienta de transformación de marcas, personas y organizaciones. El sector público, al asumir el rol ejemplarizante que le corresponde, tendría que velar por la dignificación de nuestra profesión.
Trabajar por mejores formas de participar en licitaciones debe ser una prioridad de las asociaciones de diseño y comunicación. Otra manera de concursar en Navarra (y en otros muchos sitios) es posible. Impulsar unas buenas maneras de competir, atraerá talento, agilizará el proceso y mejorará resultados.
Sobre el sector público...
→ ¿Por qué son todas las campañas iguales?
Marquesinas, autobuses, banderolas, anuncios en prensa, banners digitales, redes sociales... Las campañas de la Administración tienen una fuerte presencia en el espacio público. Salta a la vista el abuso de un tipo muy determinado de fotografía de librería —‘happy people’— que hace que casi todas las campañas acaben pareciéndose demasiado.
→ Dos años y siete lecciones de las campañas del Gobierno de Navarra contra la Covid-19
Pocas cosas hay tan difíciles para un estudio de comunicación como plantear y sacar adelante con éxito una campaña institucional, sobre todo si hay urgencias de por medio. En este caso, publicado en nuestra web, os contamos cómo fue el proceso de la campaña Covid-19 para el Departamento de Salud y el Instituto de Salud Pública del Gobierno de Navarra.
En el estudio
→ Acaba de ver la luz el libro de Fernando Belzunce ‘Directores. Conversaciones con once referentes del periodismo mundial’, un viaje apasionante al corazón de un oficio “duro, hermoso, necesario y, a menudo, incomprendido”, en palabras del autor, y “una clase magistral de periodismo”, según el prologuista. Belzunce es director editorial del grupo Vocento. El libro ha sido editado por nuestra editorial, Libros del Cuerno, y está disponible en nuestra tienda.
→ El 21 de octubre Javier Errea participó en la octava edición de las charlas del festival Tipos, que tuvo lugar en el Centro Botín de Santander. Su intervención fue un viaje por manías, miedos, excusas, ilusiones, convicciones… acumulados en los 18 años de vida de nuestro estudio. Entre los otros ponentes, los gallegos de Desescribir, los murcianos de F33, los vascos de Pensando en Blanco…
→ Desde este mes ya somos miembros de la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV). Una apuesta por trabajar juntos entre empresas para generar un mejor entorno social, económico y cultural desde el diseño y la comunicación.
→ Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, Mutua Navarra ha presentado la campaña ‘Bien, ¿o te cuento?’ Su ambicioso objetivo es promover el bienestar psicológico en el ámbito laboral. Para el desarrollo de la gráfica, hemos trabajado con Fernando Del Hambre.
Esta newsletter la hemos enviado desde la plataforma de newsletters Substack, en vez de Mailchimp que es la que utilizábamos anteriormente. ¡Esperemos que te guste el cambio!